en este lugar, los angeles y los demonios tienen el mismo tamaño...comen del mismo plato y comparten las alas para volar

Friday, February 29, 2008

Marzo antes de Abril...

Abril es el mes más cruel, porque hace crecer flores lilas de la tierra muerta…


Pretend you´re happy when you´re blue
It isn´t very hard to do…
The world is mine it can be yours, my friend
When ever you pretend…
And if you sing this melody…

Asi de cruel es el cuarto mes del año, cuando estalla la primavera legendaria de las canciones, con una luna que es ideal, como en esa canción cheek to cheek que hace vibrar malditamente aquí en el Perú, en ésta Lima del diablo, abril es la llegada de un estúpido año escolar y universitario, de un otoño que de otoño sólo tiene la tristeza que produce el revivir el marzo dramático que esconde todo mes de abril, fin de verano oficial, fin de vacaciones, fin del fin del fin. Uno vive muy mal el mes de marzo porque cada día ya llega el mes de abril, que esconde su marzo, que esconde este abril desconocido en que Pablo irá a dar al mismo refugio de padres españoles & avaricia.

Al country club, aquella primera tarde del primer amor, aquel día de estreno de la felicidad en que Lucía espera algún beso mejor dado que el de anoche, ojalá que esté radiante, sonriente, que hasta sus pecas sonrían de felicidad, que tenga los labios más carnosos que ayer, los brazos mas iluminados que esa mañana cuando se levantó horrible y tan mal con la preocupación del sonsito ese de Coco Boyer metida entre ceja y ceja, ¿tendré que decirle algo a Pablo?, ¿y si me deja y nos morimos los dos sin ser Julieta yo ni Romeo él?, te di las gracias por eso diosito y te las vuelvo a dar ahora que corro a mi cita con Pablo.

Lucía entra al country club y lo ve más lindo que nunca, sus jardines, tantas plantas, tantas flores, tanta gente alegre, modernísimo pero tampoco faltan algunos azulejos de esos andaluces ni los techos de cristal colorido del hall de entrada, ni ese bar tan prohibido para menores en donde me fumé mi primer cigarrillo de 3 segundos. Pero afuera estaba el bar campestre, que acoge en esos precisos momentos a los amigos de verano; muy bien saben que sus chicas andan ya esperándolos y han llegado puntualísimos para verificar sobre todo que ellas llegaran puntualísimas. Por mientras una prohibida cervecita con la propina, un par de marlboros para matarlas un ratito, que se acostumbren a esperarnos, que Lucía también aprenda a esperarte Pablo, aunque tú chequeala de reojo, que no te vea pero mírala bien, qué buen par de brazos weon y que ojos, y que naricita y esos pantalones…

-¡Callate mierda!!
-¡Agarrenlo que me mata!! Que te pasa Pablo, ¿no te das cuenta que estamos entre hermanos y que por eso precisamente podemos hablarnos así?

Se miraban, cómplices del gran Pipe boy, ah, para joder a la gente, para que pisara el palito…de helado no?, para esas cosas y para más, quien más podría compararse con el Pipe boy. Pablo había pasado de la rabia a la excitación, había quedado con Lucía a las tres y media, y ya eran las cuatro, y la pobre sentada solita en una banca, simple y llanamente no entendía ni quería entender, por la sencilla razón de que no lo entendería jamás, porqué mierda tenía que hacerla esperar, si además de todo quien peor la estaba pasando era él, ¿y tú con Carla? ¿y tú con tu Fer? ¿y tu con tu gringa Fizzu? ¿no quisiéramos estar todos con ellas carajo?

-Relajate weon…
-Con paciencia compadre, hay que saberlas tratar pa´que se pongan seditas; todo a su tiempo Pablín, tu acabas de empezar y tienes que aprender de nosotros que empezamos antes, lo hacemos por tu bien. Tú observa como una lechuza, son leyes que hay que respetar para que lo respeten a uno…

-Yo no necesito respeto…yo la necesito a ella…
-Uyyyy ¿sufre el enfermo?
-Ya oe, Pipe – dijo Daniel -. Ya son las cuatro y nos están esperando, a la salida nos juntamos para presentarles a la hembrita de Pablo.

En su camino hacia la banca verde donde estaba Lucía, pobre de ella si me espera con alguien, Pablo estuvo a punto de irse de cara por lo menos un par de veces. En fin, eso de querer caminar como Daniel, jodiendo como Pipe boy, fumando como el Sebas, acomodando el pelo como Quinta, le salió tan mal al pobre…Sí, la vida era un aprendizaje de mierda y por eso mismo nisiquiera llegar donde Lucía era fácil. Lucía por su parte, estaba terminando de disimular la risa al ver a Pablo caminar por lo menos de cuatro formas distintas, pobrecito, lo adoró: las cuatro formas le salieron mal y al final terminó acercándose de una forma tan inédita para ambos, más para Pablo. Y Lucía adivinó: ha querido acercarse como el James Mason de la película, sufriendo por la mujer muerta, hasta se arreglo el sombrero que no llevaba, ah Pablo, pensaba Lucía, sintiendo de golpe lo mucho que tendría que esperar para ese segundo beso, ah, Pablo, te adoro Pablo, si hasta las desilusiones con como ilusiones contigo, gracias a ti, diosito, deja que lo aprenda a querer como el necesita, en ese instante en que se ahoga, por ejemplo, que no puede darme la mano porque ya somos enamorados ni puede darme un beso porque en el fondo se muere de miedo y porque él es así cuando quiere, como nadie, déjame ser perfecta para ti, Pablo, déjame que aprenda a no reírme, a sufrir, incluso, si Pablo casi se cae de cara por no poder ya ni caminar de amor como siempre caminó hasta esta tarde…

-…Con calma flaca…
-¿Qué?
-No, que me he equivocado. Cómo explicártelo; me he equivocado por aprender algo, me he equivocado al usar las dos palabras, Lucía, lo-lo lo juro. Yo quería decir…

Lucía no se atreve a coger, mejor dicho a recoger, esa mano muerta de nervios que bambolea lejos de su mano, esa misma que anoche cuando no conseguía sueño beso tantas veces antes de llevársela a la cara, pretend pretend, antes de permitir que esa mano le cerrara los párpados y luego traviesamente volverlos a abrir porque no conseguía sueño tampoco sin ver, sin sentir esa mano, pobrecita esa mano, con lo buena que fue conmigo anoche y después también me acompaño hasta la ducha y ahí si que no la dejé entrar y le cerré la cortina en las narices. Y así, total, que entre mano muerta de miedo, él enterito muerto de miedo de querer ser y no lograrlo como sus amigos de verano y de querer ser James Mason y morirse en el intento y de querer ser él sin saber ya lo que quería ni mucho menos lo que sentía, aparte de su loco amor, y entre ella luchando por ser nada traviesa, habían llegado al impase mas quieto, inmóvil, a un verdadero hielo paralítico en que la vida sólo se manifestaba en temblores, ahogos, taquicardias y, menos mal, también en algo positivo: la enorme ansiedad de dar el próximo salto mortal, a lo mejor resultaba ser un paso tan cruel en la vida…justito antes de abril.

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