en este lugar, los angeles y los demonios tienen el mismo tamaño...comen del mismo plato y comparten las alas para volar

Thursday, January 12, 2006

Pedazos de una historia ajena

“Pedazos de una historia ajena
como si se tratara de algo que había hallado
por casualidad.”

Comprobó que su corazón latía sólo a causa de su belleza. Una cruel coincidencia. Alguien más sabe lo mismo que yo: una locura.

No te hagas ilusiones.
Tristeza.

Dos hombres huían, no sabía por qué. Algo delicado y prohibido. Sonriendo con una algarabía que, por lo familiar, le resultó repentinamente incómoda.
No entiende.
La reflexión. La descompostura interna. La Nada. Nostalgia. Recordarlo. Necesitas escuchar.
A todo eso él lo denominó amor.
La flor sin sí misma. Todo lo verdadero ocurre en sueños. El tiempo existe. En el futuro no podré negarte. Él la ve. Ella es real. Quiere gritar su nombre. La atrae hacia sí, la besa. La verdad más sencilla es el amor. No sabe qué hace ahí; qué es lo que busca o encuentra ahí. La intimidad de las palabras. En cada una de las imágenes él aparecía solo. Ella aparecía sola. No había lazo alguno entre ellos. No le pareció descabellado pensar que su contacto con la mujer lo estaba convirtiendo en un ser de otro mundo. Dentro de su propio cuerpo, el silencio lo anonada. Dormita. Ensueña. Querer creer. Lo insoportable es que esto no es una historia.

El sabor. El saber. El dolor. Pensaba en la muerte y pronunciaba su nombre: las dos cosas al mismo tiempo. “El adentro”, le dijo en más de una ocasión, “no existe, sino afuera y en el presente”. Una flor es una flor. Por primera vez guarda silencio. Supuso que con él conocería el dolor y la felicidad, y ninguna de las dos cosas amedrentó su deseo.

La historia:
—No, no te puedo decir que esto no hace daño.

Hay mucho tiempo, hay todo un mundo de tiempo, dentro de esa mirada. Después. Ésta es la historia de como un hombre está siendo tocado por la muerte. Más allá del cuerpo: la luz. La cual ya estaba, desde el inicio, muerta. Con esa indiferencia por lo real. El sonido del sol en su cenit. El sonido del aire que todo lo vacía, que todo lo despuebla. El sonido de nubes en flor.
Sólo lo que no se puede recordar no se olvida. Todo esto dentro de una habitación. Todo esto manejado por un eco. Melancolía. Es el tipo de melancolía que, más tarde, me hará vomitar; que es otra manera de decir tu muerte.

—El viene del desierto.
—Y tú vienes de otro planeta.

El hombre o la mujer sólo existirán, en sentido estricto, después.
Y en ese momento nos damos cuenta de que estamos hablando en un idioma que sólo ella y yo entendemos. Una mujer que actuaba como la boca de alguien. La escucho porque no la entiendo; porque, con ella,nada es claro. Me recuerda algo que no he podido olvidar en años. Tuve ganas de poseer para siempre esa imagen de nosotros. Se me acercó y me colocó el oído sobre el pecho. Comprobó que mi corazón latía y yo hice lo mismo con el de ella. Mi mensaje.
Mi silencio. El mal. El desvanecimiento.

Todo empieza en realidad por querer saber. Más. De más. Al inicio. Pero esto es lo que se ve: dos cuerpos inmóviles y el espacio que existe entre uno y otro. La voz de la muerte misma.
No somos ni ella ni yo. ( shhhhh)

Sunday, January 01, 2006

L'arrêt Des Soirs

12:04 a.m. - 2/01/2006
Il n'y a plus de clarté qui
n'ait effleuré mon chevet
Ces soirs-là ont vieilli dans
mes sommeils
Une à deux lignes
Ont embrassé mes yeux
Une révolution dans mes
veines…
Je sirote les soirs cachés
dans mes rêves
Les ombres dévalent
Dans mes pupilles
Je te cherche encore
Devant une statue…
Les soirs ondulent comme
un chant d'oiseau
Mes espoirs perdus
Tombent à cet arrêt-là
Et mes sentiments
Te traînent dans mon cœur
Et… je dis
L'arrêt des soirs
Ne noircira jamais…
Qu'aurais tu fais à ma place?